En pocas palabras
se quemó la lengua
no abrió la boca
en toda la merienda.
Corría una brisa
de prado en primavera
de gasolineras
abiertas non-stop
de dudas aireadas
esparcidas, mustias
bajo ese armario
en venta, perdido
en un incendio, sí,
sí y el sí como remedio
contra las paperas
de un niño que no sabe
cómo se abren los candados.
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