jueves, 19 de abril de 2012

Lo perdemos todo en el juego

Lo perdemos todo en el juego, la obstinación

del cinco rojo y volver a darse con un cántaro en las narices

levantarse con el cuerpo enmohecido, no amoratado.

Desayunamos y nos da por mirar hacia el mar,

imbéciles que no sentimos con la piel despierta el aire

que respiramos y nos obstinamos en un mar

que se alejó cientos de metros hacia el horizonte,

cada vez más arena entre los dedos, más vicio apurado

en el último momento que nos deja con la desgana

prendida del orgasmo. No os incomodéis en las butacas,

no soy un rebelde sin causa, no soy un héroe que salva

a la chica, soy más bien el que, ridículo, se quema vivo

por no mover un dedo y luego busca entre las migajas

las sobras del bistec que se comieron bien hecho otros.


Pablo Esteve. 18/04/2012. Donosti.