a rubén que le encantaban las ventanas abiertas
las llaves bajo el felpudo de las pelis en blanco
y negro, el punto amargo del café en la lengua
de cristina, y la idea de un barco pirata asediado,
no soportaba lo de hoy cuánto me querrás y él
respondía depende de cuántas veces me dejes
contar los dedos de tus pies. Respiraba fatal
y soñaba que había dejado el gas encendido.
Cuando le pasaba esto, añadía entre las tostadas
una nota con mala caligrafía, diluida, cariño,
te he mentido, soy un espía, un proscrito, todo
para evitar decirle cara a cara que no podía amar.
Pablo Esteve. Papiroflexia para Ingenieros Aeronáuticos. 19/11/2011
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