oscilante, tembloroso helado en tus labios.
No puedo hacerme una idea más precisa
del mar si no es en tus labios, en la lúgubre
carnosidad de tus besos, los que ya no me das,
los que olvido en cada aniversario. Sobre esa arena,
de incontables granos de cuarzo, me cambio
de bañador, lo tiro a la basura, me sacudo
la tristeza, esa camiseta sudorosa de largas
noches de verano, y como tal, el otoño sucede
al verano en la conciencia de las estaciones.
Tiempo de castañas, desayunos de domingo,
manta y película y hacer el amor hasta los créditos.
Pablo Esteve. Donosti. Papiroflexia.
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