miércoles, 19 de octubre de 2011

Mi nueva caja de Plastidecor

Quería hacer cosas. Infinidad.

Muchas cosas. Me impacientaba

y salía de clase como un tiro.

Tanto que mordía las pinturas

de madera y perdía los sacapuntas.

Me sobraban líneas, bocetos

y me faltaba el aire y el color.

Mucho color. Infinidad de colores.

Los Reyes Magos recibieron mi carta

certificada y dejaron sobre mis zapatillas

de felpa marrones una caja de plastidecor.

Con ganas. Con hambre. Pintaba

hasta que mis manos eran una paleta

del mundo que quería, y apuraba

hasta que el rosa o el verde no era más

que una leve uña a punta de cuchillo

sobre el papel. De la caja no quedaba

ni un superviviente. Ni siquiera el blanco.


Pablo Esteve. Donosti. 19/10/2011. Papiroflexia.

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