sábado, 11 de junio de 2011

Irradiar no me lo dicen todos los días

Irradiar no me lo dicen todos los días,

así que ni corto ni perezoso, lo primero

que deseché fue el espejismo, con estruendo.

Más allá, en las naves industriales cerradas

por derribo, quedaron los objetos acumulados

sin ansia, las fotografías perfectas, de salón.

También, se llevaron el desdén y las camisas

sin holgura, las mandíbulas sin colmillos.

Irradiar es una marcha triunfal de timbales,

un ejército que brama desembarazándose

de cualquier indicio de manos desganadas

de parejas al filo de septiembre. Me salto

los puntos suspensivos y mastico el pan caliente.


Pablo Esteve.

Papiroflexia para Ingenieros Aeronáuticos. Donosti. 2011.

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