viernes, 15 de abril de 2011

viejas, tiernas historias de amor

con las venas saturadas de cemento
apenas se piensa en el amor hay más bien
atardeceres de invierno en los que duele
la cabeza de tanto tú con el corazón abierto
se te secó, querida y de tanto yo en la cuerda floja
sin entender el porqué del efecto invernadero
o el cómo de las multinacionales, tampoco
sin entenderme por qué no dije aquello cuando
sabía, cuando era más joven y cierto
de lo que soy ahora con las venas saturadas
de cemento y con poquitas ganas de algo
que no sea siéntate ahí no te muevas sígueme.

1 comentario:

Isabel Pérez del Pulgar dijo...

Haces de la pesadez del cemento liviandad...voladura...

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