cómete lo que hay en el plato. No dejes nada.
Manzana de postre. No puedo con ella. Quiero
natillas. Un mordisquito en la piel ácida verde
de la vida. Siempre terminaba en el baño
hasta que no la acabes, no sales. Miraba,
qué podía hacer. El espejo, jugaba con el vaho,
escribía mi futuro con letras de hoja perenne,
la bañera olía a champú y a calor en invierno,
a sudor y arena en los de verano. Mi castillo
hasta que la manzana desaparecía a la media hora.
Pablo Esteve. 15/05/2011. Papiroflexia para Ingenieros Aeronáuticos. Donosti.
3 comentarios:
bonto modo de recordar esos momentos
precioso y nostálgico...
sensaciones inaprensibles, tan poco efímeras como el sabor ácido de una manzana con el poder de hacer el tiempo circular...
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