domingo, 27 de febrero de 2011

comestibles de madrugada

ciudades comestibles de madrugada cuando/

a pesar de los pijamas y las notas de algún piano/

que olvidó la cuenta del gin tonic todo adquiere/

la simetría de los pasos de cebra los semáforos/

sin coches a los que dirigir, el grito en mitad de/

la calle principal el sueño de tropezarme con tu sopa/

tibia, densa, tentacular asistencia de por vida, ciudades/

que dicen un sí rotundo seguras de sí mismas huyendo/

de la esclavitud de las demoras, son ellas las que publican/

la topografía de tus manos volviéndose lobos las inyectan/

en los ojos hacia atrás de los que nunca partieron y no huelen/

a aeropuertos o a largas esperas a que salgas del trabajo.//

Pablo Esteve

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