domingo, 22 de agosto de 2010

mediodía

aquí y ahora el mar me invita a que me sumerja

casi impacientado por un vaso derretido

o hecho añicos, la sangre brota, la arena

lo confirma, y en la orilla más cercana,

hay un tránsito a las rocas, a un espera,

que me lanzo, pero antes dejo mis zapatos

alineados, con los cordones sueltos, por si

alguien quisiera repasar mi vida o robarla

indiscriminamente deberá solucionarla

llevarla de la mano por otros caminos

hasta un cruce y ahí, es donde se separa

de mí para siempre. Aquí y ahora, nada es

triste, nada se hace en balde, todo se recicla

hasta cualquier vida de cada uno de nosotros.


Pablo Esteve

No hay comentarios:

Publicar un comentario