lunes, 14 de diciembre de 2009

Origami 2

Más claro, agua. Me siento noviembre en ciertas

solicitudes. Hoy me inyecté mi dosis, doble

de dilatación de retina. Respiré hondamente

y en el primer metro que me monté, hice recuento.

Sonia, cálmate, no puedes controlarte. Déjame en paz

Mateo, me pongo mala dentro, no, suéltame.

Tres estaciones. Silencio, silencio. Otras tres.

Solo cuando salí por Alonso Cano, la espuma

del café que tomamos ayer, me invadió las pisadas.

Se me nubló el sentido. Hablamos de lo mal que

el gobierno diseña la estrategia de los caracoles,

que somos todos, nos reímos en un inciso de esto.

Me pasaste la servilleta porque habías escrito

la más hermosa declaración de amor, y me la dedicaste

con algo de mariposa y algo de luna. Me gusta el azúcar,

recogerlo con la cucharilla larga y que la lengua

se disfrace con un antifaz de serpiente y de un escobazo

borre el malgusto y las peores digestiones. Como platos,

mis manos más que mis ojos y te robé varias expresiones

de tu rostro, para mi colección particular, para cuando

un tarde de noviembre me disparen salinamente

tus ausencias por horas o los trozos de un edificio

agujereado gruyère, más claro no puedo decirte

que te quiero a borbotones o a guerra de almohadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario