Hay poetas que prefieren las nubes y se emocionan con la belleza y la simplicidad de ciertos actos, equilibristas desmadejando un crimen. El movimiento, lo inexplorado devuelve al nitidez a las miradas, prendidas sobre el vacío. Mimos, malabaristas, funambulistas, equilibristas y el punto y seguido para que los pasos resuciten y corran en dirección contraria o en el caso de Philippe Petit, hacia esos 45 minutos sublimes en el aire.
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